lunes, 25 de febrero de 2008

LLORAN LOS MINEROS.

Lloran los mineros,
los mineros lloran,
caminan cabizbajo
por un sendero
de ilusiones y sueños,
no lo hacen de amargura,
hambre, cansancio o dolor,
lloran de impotencia
lloran por la no presencia
de justicia en su sector.
¿Cuántos hermanos
de vetas enterrados?
¿Cuántos en un socavón
dejaron sus vidas
por un manto de oro
y hoy olvidados?.
Al llanto de los mineros
en mis versos
les canto.
No para aquellos
con cascos, contratos
y pliegos de peticiones.
Les canto a los humildes,
a esos que duermen y despiertan
en rincones.
No a los que tienen
palas mecánicas,
ni tronaduras a distancias.
Mi canto
para los hombres
duros y fortachos
que a punta de barrenos y capachos
realizan el metal en la cancha.
Mi canto con cariño
a los que comen
jurel en tarro con cebolla,
hierven el agua en el tacho,
amasan la churrasca
y preparan el ajiaco sin aliños.
Mi canto...
para los que miran de frente,
para aquellos hombres
a los de almas transparentes,
a los que no le temen a nada,
para los que en la vida
han abierto surcos
y han vencido a la muerte...
... que no lloren los mineros
por sus penas de siempre,
¡que recobren la alegría,
para que en bella sinfonía
se impregnen la beta y el pirquen!
y si no saben a quien
va dirigido mi canto,
seré yo quien llore primero
porque en mis venas...
corre sangre de minero.

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