A
mis padres.
Para
mi la poesía es una caricia al espíritu, la conocí en medio del polvo de mi
tierra, ahí entre los cerros del norte chico, en las noches estrelladas de verano mostrando
infinitos universos, en la música que el viento componía al pasar por entre las
ramas de los pimientos. La poesía, se
hizo ternura en las manos generosas de
mi madre, en el golpe del combo y en el
barreno, penetrando en la roca rojiza bajo la fuerza y mirada atenta de mi
padre. Me sensibilizó la armonía poética del cencerro cuando arriaba la majada
por entre las quebradas y las faldas de los cerros.
La
poesía ha estado siempre presente en mi vida, en los rezos silenciosos que le
dirigía a mi Ángel de la Guarda
cuando era un niño o en la contemplación de la Sagrada Familia estampada en
una brillante luna.
En
mi primera Escuela; de curas con sotanas café, aprendí los primeros versos de la Divina “pié cesitos de niños azulosos de fríos…” después fue Oscar Castro quien me hizo soñar con su “junco de
la rivera y el doble junco del agua…” fui descubriendo el canto del gitano en
sus versos cargados de música
“…Por algo las estrellas
en sus ondas descansan.
Por algo madre Venus
en su seno engendrose,
que amor de amor tomamos
cuando bebemos agua.
Es el amor que corre
todo manso y divino,
es la vida del mundo,
la historia de su alma…”
en sus ondas descansan.
Por algo madre Venus
en su seno engendrose,
que amor de amor tomamos
cuando bebemos agua.
Es el amor que corre
todo manso y divino,
es la vida del mundo,
la historia de su alma…”
También descubrí y me enamoré de la prosa del gran
poeta en su Canto General, residencia
en la tierra, los versos del capitán, en su canto al mundo y en su
canto a Matilde. Sentí tristeza con la poesía de Machado cuando conversa con el
amor de su vida en el momento que éste lo abandona y parte al silencio eterno… con el nacimiento de mi primera hija descubro al príncipe
de las letras castellanas: Ruben Dario
“Margarita
está linda la Mar ,
Y
el viento,
Lleva
esencia sutil de azahar;
Yo
siento
En
el alma una alondra cantar;
Tu
acento:
Margarita,
te voy a contar
Un
cuento:”
De
esta manera me fui enamorando de la poesía y quise ser poeta,
comencé a transformar en verbo
las palabras, les puse música y armonía. Mi música, mi armonía… y escribí… sigo escribiendo, cosas simples, escribo a mi tierra, a mis raíces, a mis
padres a mi amor que me ha acompañado largos años, en fin mi prosa es un canto a la vida. Es una composición simple, para algunos puede carecer de contenido. El contenido de mi poesía está en
mis sentimientos, en mis orígenes, en mi sangre, en mi corazón, mi poesía brota desde lo más profundo de mí y de mis
raíces. La amo, porque ella es mi séptimo hijo y cuando puedo la recito con
cariño. Con ella no pretendo competir
con los grandes, ni con los pequeños poetas de mi tierra, con esos que partieron, con los que quedan, con aquellos otros que nacerán poetas.
Mis
versos me acompañan en viajes interminables del tiempo y me llevan de regreso a mi tierra junto a aquellos que amé y me amaron: mis padres, el arriero Agustín y mi querida Feli, mis
hermanos y mis abuelos.
El
arriero ya no está, ha partido al encuentro del Padre Bueno, se fue en una fría
y triste mañana de invierno, tal como
vivió en silencio “lo despedí en su última morada… su adiós fue
una sonrisa, una sonrisa y una triste mirada”.
Desde que se marchó el arriero,
ha quedado todo
en silencio
el camino largo y polvoriento,
el rancho de barro y churqui
las sombras de la tarde
traspasando el portezuelo
ya no está su
sombra,
ni sus pasos cansados,
ni su sombrero desteñido,
ni su mirada lejana
ni siquiera la casa
construida con sus manos,
sólo está la piedra,
mudo testigo de su asiento en el camino
Desde que se
marchó el arriero
todo es recuerdo,
silencios,
y olvido.
Así
van brotando mis sentimientos, uno tras
otros y ellos me siguen llevando hacia mi padre, cuando compartíamos en
silencio las brisas del desierto, ¡Como extraño a mi querido viejo!
Querido papá…
Si Dios me concediera un
deseo
sería un encuentro contigo,
en nuestra casa de barro,
en el pimiento sombrío.
Sabes viejo,
cambiaría la historia,
te llenaría de besos,
me refugiaría en tus brazos,
tomaría tus manos
trabajadoras y callosas
… buscaría tu abrigo,
juntos ensillando la tropa
machacando el trigo,
pastoreando la majada,
saboreando el charqui,
el rescoldo, un buen vaso de
vino,
te llevaría mis hijos,
esos nietos tuyos,
tu herencia viejo querido.
Fundiríamos nuestras manos
en una ronda de círculo
infinito,
grande en el amor…
como el tuyo,
mi querido viejo…
mi viejo querido...
Mi mamá, mi querida Feli, hoy
se encuentra con su viejo en los confines del Universo, compartiendo la morada
que les tenía preparado el Padre Bueno
Mi
madre, la Feli ,
mi querida Feli, mujer honesta y buena,
de ella heredé el amor por la naturaleza que con una metodología simple me
enseñó a descubrirla. En su pecho generoso he dormido una vida entera, aún me parece sentir el
latido de su noble corazón y la suavidad de sus caricias en aquella largas noche de invierno o en las
tardes refrescantes de primavera, cuando coros de yales se confundían con la
fragancia de los lirios, las arguenitas,
añañucas y azucenas.
Mi
madre, es la primera fuente de
inspiración para poner en acción las letras. Mi madre, fue una mujer bella y
buena:
Rostro
de María Madre,
rinconcito
de mi nido
pecho
generoso
que
me alimentaste
cuando
era un niño.
De
ti todo… ternura
amor incondicional,
consejos,
sacrificios,
largas
noches de desvelos
por
el sueño de tu crío.
Hoy
te observo…
y voy
descubriendo en tu rostro
los
surcos de mi camino,
son
huellas de amor y generosidad
que
penetran en mi alma
como
el agua en las praderas
alimentando
el verde trigo.
Ven
para darte mil besos de ternura
como
aquellos que me diste
cuando
yo era un niño,
déjame
atraparte entre mis brazos
juguemos,
salgamos al jardín
para
que reguemos nuevamente
las
rosas. Las violetas y los lirios,
tostemos
el pan
para
acompañar el café humeante
en
las mañanas de inviernos fríos,
voy
a abrigarte
como
tú lo hacías conmigo,
¿Recuerdas
antes de dormir?
El
Padre Nuestro.
Tus
brazos amarraditos a mi cuerpo
y
con voz bajita… un cuento,
historias
de hadas, castillos,
amores
y tormentos
y
que ahora… mamá, yo te las recuerdo
a
ver… a ver ¡ah! El gato con botas…
o ¿El negro carboncillo?
¡si!...¡s!
… ¡ese me gustaba!
…
érase una vez… un mozo,
valiente
y de buen parecido
por
la noches conversaba con la luna
le
pedía… salud, para su mamá
y
para el papá … fortunas,
…así
comenzaba ¿verdad mamá?
Pero,
que te pasa.. si te ha dormido
…
mi querida viejita,
déjame
arroparte con mi abrigo
pon
tu cabeza en mi pecho
para
acariciarte con la mirada,
…para
ti mis brazos … mis besos
Sabes
mamá…
el
ángel de la guarda
debe
de estar muy contento
porque
tú, al igual que yo
cuando
era un niño
con
un cuento
te
has dormido
SSSSHHH…
silencio
que
la reina entre mis brazos
se
ha dormido…
se
ha dormido…
¿Cómo
no he de amar la poesía?. Es una llamada que siento cada vez con mayor intensidad:
Es tiempo que vuelva
a mi desierto florido,
iré a contemplar las estrellas
en negras noches,
como arrope de higo,
seguiré a la cruz del sur y
viajaré con ella
por
los caminos de mi padre
cuando
yo era un niño,
a
él…
lo
buscaré en cien luceros encendidos,
debe estar por allí,
esculpiendo astros
con su barreno,
su picota y su martillo.
Lo invitaré a caminar
como en aquellos tiempos,
cuando
en las sombra de las noche
buscábamos
a la luna
y contemplábamos en silencio
oscuros espejismos.
¡Cómo extraño a mi viejo!
¡cómo extraño mi nido!
a mi tierra polvorienta
acariciada por juguetones remolinos.
¡cuantos caminos con mi padre
al andar hicimos!
soñando con riquezas
en socavones enterrados
y picados escondidos.
Eran nuestras ilusiones,
grandes como los cerros,
largas como el camino.
Me parece verlo,
sentado sobre las peñas
con su sombrero negro y desteñido.
su mirada firme, lejana, perdida
buscando en el horizonte
las huellas de su vida,
yo… junto a él,
pequeño y tímido,
contemplando sus facciones,
de camanchaca, desierto,
oro, plata y vino.
Pero,
Ya
no queda nada,
nada,
todo es silencio y recuerdos,
hasta
el viento tiene olor a recuerdos,
recuerdos
de mi madre
trabajadora
y buena,
mi
padre cortando leña,
los
gritos de la Elvira
y
los pájaros
jugando en las
esteras.
Están también mis amores, mi
compañera de toda la vida y otros
olvidados y en el tiempo perdidos
y mis nietos que gritan corren y me
besan y el que viene , otro eslabón de mi generación. Para él también mi
canto:
Hoy escuché
la voz de mi
nieto,
voz con latido
de corazón
que traspasó
las barreras de su universo,
voz que me
busca y me llama
para decirme: “¡Abuelo!
después de escuchar tus cuentos
voy a
dormirme en tu pecho
soñare con
mundos mágicos
que me trasportarán a lo infinito
y me regresen contigo de nuevo.
Abuelo, voy correr contigo por sobre la
maleza
de prados bellos,
y nos chorrearemos con un helado
cuando caminemos de la mano
por una
playa de arenas blancas
como tus cabellos”.
Hoy escuché la
voz de mi nieto,
voz angelical,
eco de libertad, esperanza
y de amor
eterno.
Hoy escuché la
voz de mi nieta
Diciéndome: ¡Abuelo…!
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