Mis libros
(Julio Bordon Mercado)
Los
libros, igual que a los niños hay que amarlos, dejarlos jugar, que se escondan
e intruseen en todos los rincones, que invadan el hogar, que estén tirados en
los sillones, en las camas, los veladores, siempre abiertos al alma y al
corazón, que jugueteen en todos lados y sorprenderlos para acariciar sus
páginas y conversar con ellos, en cada línea tienen algo hermoso que comunicar.
A mis
libros; por favor; no los ordenen ni los clasifiquen por color, tamaño ni
contenidos, porque al igual que mis hijos no son clasificables. A todos los
quiero por igual, unos más humildes que otros, pero todos con su propia
personalidad y conocimientos. Los amo y
ellos a mi, lo puedo reconocer en cada línea, en cada página, en el diálogo
franco y transparente que permanentemente mantenemos. ¡No los coloquen en estantes fríos!, ¡No los
usen como adornos!, ellos son mucho más que eso, son dinámicos y sorprendentes,
tienen su propia vida y su propia historia que contar.
Cuando ya
no esté. Ayúdenlos a envejecer, conozcan sus relatos e historias, amasen sus
hojas como la harina al pan y éste al horno para alimentar al hombre. Mis libros me han ayudado a crecer, servir y
amar, me han llenado de alegrías, nostalgias y tristezas. No los separen, porque son familias, no los
guarden en cajas porque sería sepultarlos, no los regalen porque sería
exiliarlos, no los abandonen porque
morirían, manténganlos siempre en
casa y sentirán el diálogo de alegría y agradecimiento que en la
humildad de su saber saben regalar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario