domingo, 13 de enero de 2013


Mis  libros  


 (Julio Bordon Mercado)





Los libros, igual que a los niños hay que amarlos, dejarlos jugar, que se escondan e intruseen en todos los rincones, que invadan el hogar, que estén tirados en los sillones, en las camas, los veladores, siempre abiertos al alma y al corazón, que jugueteen en todos lados y sorprenderlos para acariciar sus páginas y conversar con ellos, en cada línea tienen algo hermoso que comunicar.




A mis libros; por favor; no los ordenen ni los clasifiquen por color, tamaño ni contenidos, porque al igual que mis hijos no son clasificables. A todos los quiero por igual, unos más humildes que otros, pero todos con su propia personalidad y conocimientos.  Los amo y ellos a mi, lo puedo reconocer en cada línea, en cada página, en el diálogo franco y transparente que permanentemente mantenemos.  ¡No los coloquen en estantes fríos!, ¡No los usen como adornos!, ellos son mucho más que eso, son dinámicos y sorprendentes, tienen su propia vida y su propia historia que contar.




Cuando ya no esté. Ayúdenlos a envejecer, conozcan sus relatos e historias, amasen sus hojas como la harina al pan y éste al horno para alimentar al hombre.  Mis libros me han ayudado a crecer, servir y amar, me han llenado de alegrías, nostalgias y tristezas.  No los separen, porque son familias, no los guarden en cajas porque sería sepultarlos, no los regalen porque sería exiliarlos, no los abandonen porque  morirían, manténganlos siempre en  casa y sentirán el diálogo de alegría y agradecimiento que en la humildad de su saber saben regalar...


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